Pen-a, pen-ita pen-a

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No va a ser hoy la primera vez que hable de esto, pero creo que es un tema sobre el que debo empezar a plantearme una reflexión profunda para evitar a tiempo quedarme a años luz del ritmo dominante en estos días que corren. Me refiero, cómo no, a mi gran talón de Aquiles: la informática y la tecnología en general. Mi particular desencuentro entre ella y yo ha vivido hoy su enésimo (y me temo que no último) episodio. Y eso a pesar de que yo he intentado un acercamiento por mi parte. Hoy me he levantado con la convicción firme de dar un pequeño paso para la humanidad pero un gran paso para Gerardo: comprarme uno de esos artilugios desconcertantes y sorprendentes llamados «pen».

Supongo que algunos ya estaréis carcajeándoos de mi estampa con la lectura de la última frase por dos sencillos motivos:

a) «¿Todavía no tenías pen? ¿En qué agujero vives?»

b) «¿Desconcertante y sorprendente? ¿Esa chorrada?»

A la pregunta «a» ya he tenido que enfrentarme esta mañana cuando, de camino a ese universo desconocido que es la tienda de ordenadores, me he encontrado a Amparo Mora. Al decirle yo con qué propósito deambulaba por las calles de Torrent, la buena de Amparo no ha dudado en deleitarme con esa expresión facial tan suya y, valga la redundancia, expresiva, que solo dedica a aquellos casos en que no sabe si reirse o llorar ante lo que está viendo/escuchando.

Pero bueno, no adelantemos acontecimientos. Las cosas por orden. Y lo primero es contar el porqué de mi repentina ánsia por adquirir el cacharrito. Y así aprovecho para proclamar al mundo que los exámenes bien y que ya queda poco. En resumen, en Desarrollo Motor me sale a una media de casi un 9 en los exámenes y me falta por saber la valoración de las prácticas (que estaban muy bien… ¡¡lo que curramos Pablo y yo!!) y su repercusión en la nota, en Lengua me han plantado mi segunda Matrícula del año (no esperaba menos de MªDolores con lo coleguitas que nos hemos hecho, conversación de despedida incluida), en Psicología supongo que aprobaré (a pesar del chulo incompetente de profesor suplente que hemos tenido todo el cuatrimestre) y me falta por hacer el viernes que viene, día 22, Religión y entregarle un par de trabajitos que fusilaré por Internet y maquearé luego con mi toque personal e inconfundible (ese toque que, en tiempos del Xeni, la Carmen calificaba, no sin acierto, de «pedante»). Y, además de esto, mañana tendré que entregar las actividades prácticas de Especial. El exámen me fue de lujo y me deja una media de casi un 9, pero las prácticas, tostón inaguantable, son de entrega obligatoria. He ahí que las muy puñeteras ocupan cerca de 40 páginas, y uno (desconfiado que soy) no acaba de ver claro que mi castigada impresora sea capaz de aguantar semejante tute. Así que era necesario un plan de urgencia, por si las moscas. La primera opción, la de gorronear la impresora de «la santa que me aguanta», es válida para chorraditas de un par de páginas, pero esto me parecía abusar de su amor por mí. Así que me quedé arrinconado, indefenso y obligado a claudicar ante la necesidad de tener el dichoso pen de las narices, que me permitiera transportar mis prácticas por el mundo y poder imprimirlas en el Raval o, a una mala, en Usual mañana por la mañana y, de paso, encuadernarlas para que queden bien monas ellas.

Y ahí que iba yo esta mañana, dirección Carrer de Pila, para acceder a la que, creo, es la tienda de informática más cercana de casa. La primera, la de Amparo, en la frente. Pero el destino me tenía preparadas más experiencias vergonzosas. Para empezar, llegada a la tienda y el señor informático hablando por teléfono. Me quedo plantado ante él, pero el tío no cuelga. ¡Qué situación más violenta! ¿Qué puedo hacer para ganar tiempo mientras el tipo sigue hablando? Pues pasearme frente a los estantes con las manos en la espalda simulando (malamente, por cierto; una de mis peores interpretaciones) que me interesa el género. Cuelga el señor informático. Allí voy yo. Con mi expresión más erudita le digo, muy confiado: «Yo buscaba un pen draiver«, así, con mi mejor inglés heredado de Muzzy. Me contesta él, con un inglés de academia seria, como remarcando mi incultura: «¿Un pen-thhraifff?». Vale, Gerardito, ya empezamos cagándola. Le digo que sí como si tal cosa, intentando fervientemente que no me note que soy un patán en esto. Pero el muy desaprensivo me ha visto venir y me tira a dar: «¿De qué capacidad?». Interminables segundos de silencio… ¿qué le digo yo ahora? Estoy atrapado. Dios, qué vergüenza. No tengo más remedio, tengo que confesar y morir de pie antes de que me ponga más rojo y empiece a sudar. «Es que… verás… yo en estas cosas soy un poco inútil». Empiezo a pensar que me hubiera compensado más enviar a la yaya a comprarlo, o, al menos, el resultado hubiera sido el mismo. Noto que el tío se está divirtiendo, se regodea, se regocija: «Pues verás, los hay de un giga, de 2, de…». Quiero que esto acabe cuanto antes, porque alguien más ha entrado en la tienda y no quiero someterme a escarnio público: «A ver, me da igual, lo quiero para meter documentos de word.» Él no cree haber hecho bastante sangre de mí y me suelta su última puya despreciativa: «Buah, para eso, de un giga sobra». Cabizbajo y humillado le pago no sin antes recoger la garantía y la bolsita con mi nueva posesión y salir huyendo de allí para tardar mucho en volver a pisar un lugar similar.

Antes lo pensaba y, ciertamente, la situación es ridícula. ¿Se imaginan que entra un tipo al bar de Rafa y pide una cerveja? ¿Y que Rafa le dice: «será una cerveza, ¿no? ¿Qué quieres, tercio o de barril?»? ¿Y que el tío se queda en blanco, no le contesta y acaba diciéndole algo tipo: «Puesss, no sé, es que es mi primera vez»?

Definitivamente, necesito un curso de informática.

P.D. Por cierto, el de arriba es mi pen. Había pensado, siguiendo con mi costumbre de poner nombre a las cosas, llamarle «Don». Así será el pen Don… ¿lo cogéis? El pen-dón… ja, ja, ja, ja (¿ves, Pedro, como mis chistes son buenos?)

P.D 2: Hay que ver con que facilidad me enrrollo de manera alucinante con un tema tan tonto como este.

~ por Gerardo en junio 14, 2007.

8 respuestas to “Pen-a, pen-ita pen-a”

  1. jjjojojojojojojojojojojoj
    jojoojojojojoojojoojojojoj

    jojooojojojoojojojojojoj

    jojojoojojojojoojojojojoj

    per cert, ara aprendràs a utilitzat el mp3 que te reglaren fa 2 anys per el cumple, no???????

    joojojojojoj

  2. Ha passat a mans del teu germà. Me rindo ante él

  3. Lamento decirte, Gerardo, que el pen drive que has comprado es una castaña. Kingston es la capital de Jamaica y ya sabes que allí, de neuronas andan más bien escasos…

  4. Gerardo Gerardo, ¿qué le dice un pato a otro pato? estamos «EMPATAOS». JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJJAJAJAJAJA

  5. ¿quién tiene un pen de marca?

  6. hola amigos, os anunciamos que hemos creado un nuevo blog torrentino, esperamos que os guste, os enlazamos:

    http://rossejat.blogspot.com/

    un saludo

  7. gerardo mas vale aprender pasando verguenza que tener verguenza por aprender.edu: eh y no es un chiste!!!!!!!

  8. gerardo creo que ya se puede escribir en mi blog.cuando puedas me lo confirmas para todo lo demas http://www.eduardochust.blogspot.com

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